No te preocupa la privacidad, tampoco las polémicas en cuanto a esta ni las normativas al respecto. Tu argumento es que no tienes nada que ocultar, ya lo sabemos.
Pero quizás no estés entendiendo el problema de la privacidad, probablemente porque lo planteas pensando como un humano y no sabes bien lo que pueden hacer las máquinas con los datos.
A estas alturas todos saben que las aplicaciones y servicios gratuitos se cobran con tus datos. A sabiendas, media humanidad renuncia a la privacidad y se consuela diciendo que no tienen nada que ocultar y no les importa.
De entrada, esto ya no es correcto porque el que renuncia a la privacidad no solo lo hace consigo mismo. El que renuncia a la privacidad, también lo hace con los que le rodean, las máquinas están ahí y no se es consciente de su potencia y capacidad. Esas máquinas podrán relacionar ese archivo que has subido a la Nube (usando un servicio gratuito USA) con tus contactos de Linkedin y determinar en un instante si es un presupuesto que has enviado a un cliente.
Si sigues pensando en términos de humano, no comprenderás el problema de la privacidad. Tienes que pensar en términos de máquinas y en todas aquellas actividades que hacen mucho mejor y más rápido que un ser humano. Las máquinas son extremadamente rápidas y almacenan sin cesar el rastreo de lo que haces, tienen memoria ilimitada y no olvidan.
Esas máquinas son Servidores de Internet con potencia y recursos ilimitados, son empresas que cotizan en bolsa en miles de millones de dólares, precisamente porque el mercado valora los datos de la gente, esos datos provienen de los que les importa poco la privacidad, han creado empresas mil millonarias con valoraciones que superan a países enteros del mundo.
En nuestros días las máquinas tienen una capacidad asombrosa no solo para almacenar datos sino también para relacionarlos y hacer millones de operaciones con esos datos en menos de un segundo. A la mente humana le cuesta entender esto.
Pongamos tu mente humana a prueba
La edad del universo es de aproximadamente 15.000 millones de años. Esto es un tiempo inconmensurable para la mente humana. Los cerebros biológicos, no están preparados para asimilar estas cantidades de tiempo. Realmente es una eternidad y nos basta con comprender esto.
Tu teléfono móvil es capaz de realizar 15.000 millones de operaciones por segundo, ¡tantas operaciones como años tiene el universo!
Tan solo dividir un segundo en 100 partes provoca que el cerebro comience a echar humo, sin embargo para el procesador de tu teléfono móvil un segundo es una eternidad. Una forma un tanto metafísica de entenderlo y que no está lejos de la realidad, es que el procesador de tu móvil en cierto modo detiene el tiempo, los procesadores están en el mundo de la física cuántica. Es como si para el procesador de tu móvil un segundo pasara igual que un año para ti.
Tu cerebro humano es muy lento en cuanto a cálculos y operaciones por segundo. Las máquinas están muy limitadas para otras cosas como la intuición y entender imágenes al vuelo, pero en cuanto a velocidad de procesamiento y operaciones repetitivas ya están en otro espectro de la realidad.
El poder de las máquinas, tus datos y la privacidad.
Una vez que vamos entendiendo el poder de las máquinas para procesar datos podemos ir razonando sobre que lo pueden hacer con tu información.
Cientos de millones de personas navegan por Internet todos los días y usan servicios que graban datos de su comportamiento y acciones.
Cientos de millones de personas usan servicios y aplicaciones de Internet que están muy interesadas en grabar y almacenar los datos de los usuarios, servicios como WhatsApp, Gmail, FaceBook y hasta documentos completos subidos a Dropbox. Todas son empresas de Estados Unidos que recopilan datos de forma obsesiva porque no tienen leyes de protección de datos como en Europa, por mucho que de forma hipócrita se declaren defensores y cuidadores de la privacidad.
La mente humana no da importancia a estos datos que regalamos a diario a estas empresas que ofrecen servicios gratuitos porque son datos inconexos. Unos datos que consideramos que no sirven para nada y que están repartidos en diferentes servicios. En realidad nos estamos equivocando y se subestima el poder de las máquinas para extraer información útil de esos datos.
Esa información inconexa cobra sentido cuando las máquinas los reunen, los procesan y buscan patrones.
El tema de la privacidad sigue importando poco a la mayoría de la gente. Algunos ya estamos en el bando de la resistencia. En Estados Unidos no se para de legislar para que los grandes de Internet tengan vía libre para actuar sobre las conexiones y sobre los datos de los usuarios. Acaba de aprobarse una nueva ley para esto:
Esta ley se suma a otra de Marzo del 2017.
¿Crees que los más valioso que existe es el oro, el platino el petroleo?
He de decir que no. Lo más valioso actualmente son los datos. Ahora mismo, cualquier aplicación que demuestre que puede obtener un gran número de usuarios puede obtener millones de dólares de inversión. Busca en Google el valor de empresas como Dropbox o Facebook, luego divide su valor por el número de usuarios y verás el resultado.
Lo anterior no ocurre en todas partes, hay que llevar esa aplicación o proyecto a un país dónde los datos de los usuarios sean “comercializables”, osea que se puedan vender y manipular, el paraíso para esto son los Estados Unidos. Por el contrario el lugar dónde no tienen cabida esas aplicaciones o plataformas es Europa, existen leyes de privacidad muy estrictas, simplemente es delito comerciar con los datos o manipularlos sin autorización previa. Agregar que recientemente incluso se ha potenciado la legislación en cuanto a la privacidad con el Reglamento General de protección de Datos (RGPD) que entra en vigor en Mayo de 2018.
El Bigdata y las tecnologías de manipulación de datos no tienen las mismas utilidades en Europa que en USA, por eso el tema del Bigdata ha pasado por Europa sin pena ni gloria, porque son tecnologías útiles dentro de las empresas para el análisis de sus propios y legítimos datos. En Europa no se pueden usar para otros intereses ocultos. Esas son tecnologías que aprovechan al extremo la inmensa capacidad de las máquinas, esas que procesan la información a niveles que la mente de humano no puede entender.